Ya sé que es de mal gusto decir que vivo en Alcorcón pero como ayer estuvo en boca de todos por la goleada al Madrid me veo socialmente forzado a hacerlo… No era mi intención, soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.
Hace un par de años ó tal vez más, al llegar a la redacción de una televisión cuyo nombre omito que no vomito, un conocido redactor en el mundillo, me dijo que íbamos a cubrir una convención mundial de matemáticos que se estaba celebrando en Madrid. «Las matemáticas… ¿Y para que sirven las matemáticas?
Durante el trayecto en coche (coche que conducía el periodista), le desarrollé mi pensamiento al tiempo que mantenía el ojo pegado al visor y revisaba las cuarenta y tantas páginas del menú de la SX, con el suave sonido del electroventilador pegado a la oreja. Recordé coloquialmente como en los días de estudiante uno se satura de estudiar quebrados, binomios, ecuaciones elevadas a todo lo que usted quiera, raices cuadradas, reglas simples ó compuestas, etc, etc . Todo para cuando dejas de estudiar y te incorporas al mundo laboral, administrarse uno mismo una nómina que por cierto cada vez son menores… Las matemáticas no engañan. Estaba convencido que más allá de saber sumar, restar, multiplicar y dividir, la mayoría de los humanos, no necesitamos saber más de matemáticas pero esta ciencia iba a darme una lección… Otra más
1 de junio de 1967, un ovni sobrevuela Alcorcón
No recuerdo el lugar exacto pero era noticia de moqueta y catering, mucho sitio para poner el trípode y las conexiones de audio cerca, pieza cómoda que se suele decir. Al terminar la rueda de prensa, el plumilla eligió a uno de los grandes matemáticos oriundo de esta tierra nuestra, más proclive y afortunada en el mundo de las letras que en el de las cifras para hacerle una entrevista rápida, de esas con trípode pero de pie. A 3100 grados kelvin, encuadre con fuga, sujeto a la derecha, plano hasta el cuarto botón de la chaqueta, como diría Jesús Mata, apoyando con la antorcha para evitar los ojos de oso Panda y el redactor pegadito a mi (mejor cuando es redactora) para que el entrevistado no tenga la mirada en Cuenca, «Grabando».
Lo dicho, fuerón dos ó tres preguntas rápidas acerca la convención y para finalizar, la pregunta del millón que me hizo apartar el ojo del visor aguardando impaciente la respuesta del sabiondo; «Profesor, ¿para que sirven las matemáticas?… El profesor esbozó una sonrisa típica de quien recibe la pregunta de un niño y contestó; «¡Hombre!, las matemáticas sirven por ejemplo para saber que toda la población mundial, tal y como están compuestos sus nucleos familiares, podría vivir en el estado de Texas en casas de noventa metros y con un pequeño jardín»… Desde entonces, he visto la luz, mejor dicho la oscuridad; Sí es verdad lo que afirmaba este hombre (y tiene que ser verdad, sí las matemáticas no engañan, tampoco engañarán los matemáticos) vivímos engañados.
Por muy bueno que sea un piso, no es comparable a una casa, por muy agradables que sean tus vecinos ó los jardines de alrededor. En una casa tienes más libertad; Tus conversaciones no son escuchadas, puedes tener la música alta a cualquier hora… Y no tienes portero/a… No es necesario dedicar muchas líneas para llegar a la conclusión que es mejor una casa que un piso. Es aquí donde vuelvo a Alcorcón, Móstoles, Parla u Hospitalet de LLobregat. Cualquiera de estas ciudades-dormitorio que han crecido alrededor de las grandes urbes, son lo peor, el claro ejemplo del poder de unos cuantos sobre muchos.
A todos los regímenes autoritarios les gusta la masificación. Franco hacía todo por colonias; Colonias militares, la ciudad de los periodistas, la ciudad de la banca, la ciudad del taxista… Casí todos los gremios tenían barrio propio, ¿que mejor manera de tenerlos a todos controlados que en pisos donde se escucha todo?… En los países comunistas tienen water compartido, no por ahorrar, sino «para que la gente se socialize», pero en verdad es con la intención que el comisario político del edifico tenga un sitio por el que todo el mundo pasa y así poder tantear al sospechoso de turno.
Un día un señor que es político profesional en un partido de masas y que no vive en un piso, me alegó en contra de mi opinión que el problema sería la distribución de la energía, al vivir todos en casas sería más costoso llevar el agua, la luz… Entonces recordé las matemáticas y respondí que cuantos kilometros de tuberias y cables se utilizan en un edificio, cuantas bombas y energía es necesaria para subir ese agua… ¿Y los ascensores?… Decididamente las matemáticas no engañan.
Por eso decía que vivir en Alcorcón ó similar es de mal gusto. No es culpa mia, ni de los vecinos, ni del portero que es la primera víctima de todo esto, la culpa es de los políticos… Que si engañan
No quiero terminar de manera reaccionaria, no vayan ustedes a pensar que estoy de mal humor, así que dejo enlace a este tema de La Terremoto de Alcorcón, hablando de Alcorcón, valga la rebundancia que tenía ganas de escribirlo. No tiene desperdicio la letra dedicada al municipio y les aseguro que es mejor escuchar esto que levantarse los domingos a las nueve de la mañana con el himno del Alcorcón por los altavoces de un coche que pasea un fulano del club anunciando partido. De esto no nos libraríamos ni aunque vivieramos en casas.
http://www.youtube.com/watch?v=Z6lDFUMLSqw
Con mis mejores saludos!!.
¿Es cierto lo de Texas? Pero… ¿Habría que ir a vivir a Texas, o valdría cualquier estado de su dimensión? Jodidos de ciencias…
Jejejeje… Se puede elegir, Texas es demasiada desértica pero todos tendríamos petróleo, con vuestro permiso yo me hago la choza en la Polinesia…