La primavera la anuncia El Corte Inglés pero la Navidad la anuncia La Lotería y aunque ya había visto las coñas marineras del personal a través de las redes de comunicación, no fue hasta ayer cuando tuve la desgracia de ver integro el maldito anuncio de este año y ya me han surgido varias dudas. La primera de todas es ¿en que mundo viven los que han diseñado el anuncio? y la segunda, ¿cómo es posible que nadie del equipo dijo nada…? Y no me refiero a decirlo a grito «pelao» en medio del plató, delante de todo el mundo y en tono despectivo, sino en decírselo a alguien de dirección, un sutil ¿no queda un poco casposo? hubiera podido evitar la hecatombe.
Pero tengo que reconocer que a estas alturas ya poco me sorprende pues en muchas grabaciones he sido testigo de situaciones similares en las cuales la presencia de los peces gordos de producción cohíbe involuntariamente la critica a lo que se está haciendo pues la mayoría de la gente es temerosa y el peloteo también acapara un buen porcentaje y por ello la critica constructiva de alguien del equipo no queda en segundo plano sino fuera de plano, sí nadie le pide su opinión y menos sí no es su dinero ni prestigio el que esta en juego.
En cualquier caso, el comportamiento humano es asunto de psicólogos y sociólogos pero la producción audiovisual es asunto de profesionales y hay que reconocer que el anuncio es pésimo en todos los aspectos. Ya la idea de juntar a cuatro cantantes suena a idea de becari@ de «La Voz«, eso ha sido lo primero que me ha llamado la atención ya que hasta ahora casi siempre el anuncio de la lotería de navidad se distanciaba de cualquier moda o tendencia y ver a los cuatro parece un mensaje subliminal del famoso programa.
Es difícil distinguir en ese ambiente si los cantantes están en una fundición, en una tormenta solar ó en el mismísimo infierno. Por cierto que la elección de los cantantes puede ser discutible pero el gesto de Raphael con la mano y la boca nos trae a la mente a un Jim Carey ensayando a primera hora de la mañana frente al espejo. Ese debiera haber sido el momento para la reflexión por parte del equipo. Tampoco los responsables de marketing de la Lotería han tenido muchas luces dando el visto bueno a la chapuza porque lo más importante del anuncio no es que se hable aunque sea mal, sino estimular a la gente para participar en el sorteo más importante del año y en este la ilusión brilla por su ausencia.
No se trata de hacer gracia a cuento del desgraciado anuncio pero el spot anual de la Lotería de Navidad ha sido durante décadas un referente, una especie de barómetro para la industria audiovisual española y el bajo nivel creativo de este año parece ir acorde con los tiempos que vivimos, donde el talento tampoco ha escapado de la crisis. Una crisis que comenzó curiosamente el año que los arquitectos del anuncio decidieron retirar al famoso calvo que durante años protagonizó el anuncio, cuya retirada fue justificada -y cito textualmente- por «canibalizar» el anuncio…
Nos queda el consuelo que lo más importante del sorteo de la Lotería de Navidad es que toque y para ello me despido invocando al calvo de la navidad para que deposite un pedazo de suerte en los pobres currantes de la televisión y de esta manera puedan aspirar a intentar cambiar el espectro audiovisual porque visto lo visto, falta hace.
Con mis mejores saludos!!!