Coincidencias

La otra noche, después de un bolo de moqueta, catering, breve y nocturno que tanto me gustan, otro cámara y yo decidimos ir a tomar una copa por ahí. Por el vacío centro de la ciudad y sobre las calles mojadas reflejado el neón y los leds, anduvimos comentando la tontería que habíamos grabado hasta que llegamos a una conocida sala de pasado glorioso, presente incierto y futuro desalentador.

Mucha gente rara, ruido y oscuridad rota por esa tortura que puede ser algunas veces las luces estroboscópicas, así que decidimos quedarnos en la parte de arriba, con barra de madera acolchada en los bordes con lustroso cuero, música suave  y asientos aterciopelados… Tan sólo faltaba Jose Luis Coll con su termo, quien indudablemente no aparecería esa noche. Recién servidos los licores de turno, retomamos la conversación que siempre se ve interrumpida cuando entras en un garito hasta que te aposentas y la televisión volvió a ser protagonista de la noche. Quien me hubiera dicho veinte años atrás que en aquella misma sala de diversión y desenfreno, veinte años después yo iba a ser uno de aquellos carrozas que para la gente joven eran unos tranquilos tertulianos que prolongaban la llegada a casa al máximo. Reloj, no marques las horas que decía la canción.

Comentamos la cantidad de coincidencias que se dan en el mundillo de la televisión; Independientemente de cual sea tu proceder académico ó laboral, después de tus primeros trabajos profesionales casi siempre trabajarás con la misma gente, incluso cuando te llama por primera vez una productora encontrarás gente conocida que también es la primera vez que trabaja para ellos. También está la coincidencia negativa, la de las productoras que nunca te han llamado ó llamarán. Otra coincidencia que se da habitualmente es la de creer que con fulanito ó fulanita no volverás a coincidir en la vida y coincidís al mes siguiente ó antes para luego no volver a coincidir jamás.

Coincidencia generalizada en todas las especies catalogadas de freelance, es aquella de coincidir todos los días, en todos los programas ó retransmisiones con gente a la que de pronto dejas de coincidir durante años. Me ha llegado a pasar de coincidir con alguien de Telemadrid y decirme; ¡Joder!, cuanto tiempo sin verte, ¿en qué horario estás ahora?,.. Siete años después de dejar Telemadrid y es que ya se sabe que en la gran ciudad uno puede ser vecino y no saberlo de aquél que se le adelantó en el metro para coger asiento en la otra punta de la urbe y a varios metros bajo tierra.

Posiblemente la coincidencia más extraña que he vivido fue la que se dio hace unos años en una productora de Unidades Móviles, en la quien sabe donde, en que punto kilométrico y en cual carretera, caímos en la cuenta que todo el personal de la empresa, desde el dueño al auxiliar recién llegado, contratados y freelance, todos eramos los hermanos pequeños en nuestras familias. Eso si que es afinar.

Seguiamos comentando las coincidencias televisivas ante un desfile de lobos y lobas de la noche desde la barra cuales empresarios taurinos desde la barrera, cuando un envolvente pero simpático tipo que andaba por allí, se nos acerco diciendo que nos había escuchado hablar de televisión y llegado a la conclusión que trabajamos en ella, nos dijo que él estaba en la lista de varias agencias como extra pero que nunca le habían llamado salvo para ir de público a programas del corazón. Otra coincidencia habitual, esta vez en, digamos, segundo plano televisivo y nunca mejor dicho. Me pareció agradable y desechada la posibilidad se tratase de un arrimado, buscavidas ó pestilente borrachuzo, le dí cuartelillo para que se uniese al menos unos minutos en la conversación pues siempre la visión de estos «ñus» -como los llama un viejo amigo de la profesión-, siempre es buena escucharla… Con moderación, como la bebida que mojaba nuestros gaznates y alegraba las neuronas en la lluviosa madrugada.

Se quejó el hombre del «cante» que son los participantes de las últimas ediciones de Gran Hermano pues alego el encorbatado que por mucho que aparenten no conocerse, todos se conocen de los casting. Precisamente casting he hecho bastantes y en los casting descubrí entre otras que hay mucho policía en los casting, bien a modo laboral ó simplemente a modo personal. Tan solo basta una pregunta directa para recibir una respuesta indirecta cuando se les pregunta la profesión en un casting. No le hizo mucha gracia en un principio a nuestro espontaneo amigo le descubriese pero menos de un minuto después seguimos la amena conversación.

Con alguna que otra y comprensible desviación de miradas hacia las féminas que habitaban la sala con nocturnidad y alevosía, le comentamos algunas vivencias compartidas con policías en algunos reportajes y anécdotas de la serie «Policías» porque «Los hombres de Paco» no la hemos tocado ninguno de los dos y finalmente, no recuerdo como, fue nuestro inesperado amigo quien nos ofreció su visión de la televisión, esta vez no como «ñu», sino como poli y a partir de ese momento la conversación ganó  interés.

Al hilo de esa leyenda urbana y a veces secreto a voces que es la utilización de algunas productoras como tapaderas para el blanqueo de dinero, nos comentó que recientemente había participado en la investigación a una de ellas, de renombre pero como de costumbre, no se pudo probar nada, no hubo pruebas concluyentes, como dirían en «Crímenes Imperfectos«. Convencidos los tres que es un hecho quizás no habitual pero si una realidad y no exclusiva en la televisión, el debate giró entorno a muchas dudas; ¿Como se decide qué empresa se investiga?, ¿como afecta eso a las trabajadores?… Supongamos que un honrado freelance encuentra trabajo para uno, tres ó seis meses y al cabo de quince días se descubre una estafa en la productora y se acaba el programa. Los delitos económicos en España apenas se pagan pero el quedarse sin trabajo si. No hay más que darse cuenta que mientras que los bancos han perdonado a los partidos políticos sus deudas millonarias, están desahuciando solo en Madrid cuarenta viviendas al día y eso no debe ser coincidencia.

A los tres cubatas que no a las tres, con la simpatía que vino se fue nuestro amigo y tras despedirnos se perdió hacia la parte de abajo introduciéndose en la oscura marabunta iluminada a milésimas de segundo por las luces estroboscópicas mientras movía ritmicamente los brazos, no se sí a modo laboral ó personal, como en los castings, hasta desaparecer entre ruido y sombras.

Un rato más y al salir, la lluvia me invita a declinar el ofrecimiento de mi buen amigo y compañero para acercarme y tras desearnos volver a coincidir pronto, nos separamos en direcciones opuestas. Por la calle Arenal lamento no haber conocido esa noche a Pilar Lopez De Ayala, Elsa Pataky ó Elvira Herrería, eso si que hubiera sido una coincidencia y me quedo pillado con el sonido de la lluvia sobre la capucha. Ya es coincidencia que en la noche de las coincidencias ha vuelto a coincidir que hablando en un bar con un tipo que resulta ser policía, me hable de una productora investigada por blanqueo de dinero. En aquella ocasión al poco tiempo trabajé durante un tiempo en la productora que había sido investigada, espero que se repita la coincidencia… ¡Y que todo sea pura coincidencia!!

Paco Martino; Para cuando necesite un cámara antes que un abogado

 

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