Al despertar, la luz del día se filtraba por los extremos de la cortina dejando la habitación en penumbra. A mi lado Alexia dormía con la cabeza sobre mi hombro y me sentí el hombre más feliz del mundo. Por mi cabeza surgieron como en una película, las imágenes de las anteriores 24 horas; Cuando la bola se detuvo sobre el 13 rojo, cuando cambiamos las fichas por billetes, la romántica cena en el Cesar Palace, el paseo nocturno en helicóptero sobre la ciudad y cuando nos besamos en la ducha del hotel. De pronto alguien golpeó la puerta al tiempo que exclamó; «¡¡Policía de Las Vegas, abran la puerta!!» y justo en aquél preciso instante, recordé que también habíamos asaltado el Banco Madoff.
Con mis mejores saludos!!